Hola Tesoro

 LLegar a la cápsula donde se encuentra almacenada la información, resulta a veces una odisea. Con esfuerzo, logro llegar al puesto de mando. Botones y palancas me permiten armar el procedimiento que aplicaré para lograr funcionar, sin embargo hay demasiada  inconexión  de la partes. Todo es atado de cables dificil de enchufar.
- Haces una cosa, pensando otra, sintiéndo que deberías estar en una tercera.- Me digo a mi mismo. Procuro levantarme de mi puesto. Voy hacia las ventanas, son mis ojos.  Los encargados de las pupilas están pidiendo algo de líquido para aclarar las perspectivas que se ofrecen. Los miro. Me miran. Se vuelven a sus palancas y botones. Me vuelvo a mi punto de control, a mis palancas y botones. Hablan a mis espaldas. Me devuelvo, todos se vuelven. Se acaban los cuchicheos, pero las contradicciones se mantienen por decirlo en fácil.
- No importa, yo estoy al mando.- Aplico mi pensamiento usando el altavoz a todos los funcionarios. Pero siento que no me escuchan, siento mi voz rebotar. Mi propia voz retumba en los parlantes, pero no llega a lo oídos, mucho menos a los corazones de mis contertulios en la causa de vivir. Ellos me conocen , yo también los conozco. Somos el mismo cuerpo desde cuando se nos ocurrió ver la luz acá en este arrabal. Suspiro.Suspiran. Vuelvo a mi puesto de mando, me arrellano en mi sillón. Todos ellos igualmente se arrellanan en sus sillones. Estoy en mis palancas y botones. Ellos en sus palancas y sillones. Doy la instrucción de avanzar, todos dicen que recibnen la instrucción de avanzar, todos informan que la instrucción es avanzar, se repiten los unos a los otros que hay que avanzar, todos confirman haber recibido la instrucción de avanzar, pero no hay avance. Miro, me miran. Grito al personal.
-!Avancen!.- Los funcionarios repien mediante sus propios micrófones la misma instrucción en igual grito.
-!Avancen¡.-
Todos ellos iguales a mi, misma cara, mismas manos, mismos anillos, mismos dedos, mismos lentes oscuros, mismos zapatos, misma calvicie. Son clones de mi mismo. Todos autenticos: Sienten, actuan piensan y se excitan de la misma manera. Yo único afuera, Yo único dentro pero multiplicado como conejo salido de una misma mamá coneja. Doy instrucciones para virar a la izquierda y resulta que al unísono, indico que viremos a la derecha. Una palanca para un lado y la otra palanca para el otro. Así avanzo y no avanzo. Miro y no miro. Entonces, afuera, desde el aire, una paloma se posa en mi hombro y caga en mi cabeza. Debo salir hacia la mollera y limpiar los restos de plunífero esparcido por mi calvicie. Un igual a mi hace el trabajo sucio. Sube escaleras, se introduce con material de limpieza y antibióticos. Abre escotilla. Limpia. Se limpia. Ingresa. Cierra la escotilla. Vuelve a su punto de operaciones. Me vuelve la idea respecto a moverse y salir desde donde estoy. Quiero llegar al auto para llegar más rápido a la casa donde espera mi esposa e hijo. Me acomodo en el sillón, todos se acomodan en el sillón. Bajo la escalera entre la masa y logro llegar a la mesa de control. Avanzo entonces al puesto de mando , tomo el microfono y doy la orden.
-!Avancen¡.- Me obedezco y logro ver que me obedecen.. Entonces me llega un correo, veo en la pantalla y desde la oficina me informan. Debo volver. Nuevamente tomo el micrófono y digo. 
-!Paren las máquinas¡ Me freno en medio de una multitud de individuos iguales a mi caminando alrededor que con prisa se dirigen hacia sus hogares para el encuentro con sus esposas e hijos. Grito nuevamente. Nadie oye. Todos escuchan. A mi espalda siento los cuchicheos.
-Camina.- 
-No camines.-
-Avanza.-
-No avances.-
-Respira.-
-No respires.-



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