Karma
Ya es terremoto en otro latitud, las
alas de mariposa se encuentran batiendo en medio de la hojarasca reunida una
vez declarado el otoño. Las replicas no se harán esperar, pero la lista de
provisiones de emergencia está recién comprada y guarda escondida como ciencia
en espera de reflexión, en la alacena a la espera de esos días de ojalá nunca llegar. Camino en
derredor de la casa mirando por la ventana escondido por los huecos que da la
cortina. No quiero que me descubran los vecinos que los ando vigilando, menos
las vecinas en su juventud naciente. Ya tengo mi edad y mi reputación, me
sostengo con mi propio devenir y eso me tranquiliza, tranquiliza mis proyectos
y mi capacidad de inventar juegos de acertijos para otros adultos mayores. Mi capacidad
guerrera se mantiene inexplorada hasta hoy en día, pronto vendrán por mí y será
imprescindible salir hacia donde la gente circula más allá de los cercanos que
viven en torno mío. Estoy preparado para salir a conquistar mi metro cuadrado, más proteger el
que ya me he ganado. Alguna vez me miré en el espejo y vi a un niño sufriendo
su propio laberinto, un niño que no dice nada ni siente la tormenta en la cual
está inmerso. Imbuido en su propia sensualidad comete las tonteras de caminar bajo las noches frías de los
andurriales buscando la pulmonía. Ahora soy una persona distinta, ese niño ya está durmiendo en sus
propias hojas secas. Ve mariposas posarse sobre su nariz ve como vuela, como
sus alas han provocado un terremoto, pero él insospecha lo acontecido en otro
lado porque está mirándose en el espejo y ve ojos negros profundos que lo
llevan a casas desconocidas donde mora un viejo que vigila a los vecinos tras
las cortinas. El niño decide brincar, sacarse la tierra de sus jeans para
volverse nuevo con sus ojos mirar lo que pasa en el afuera. El anciano
desaparece en medio de la vorágine del mar que insospechadamente irrumpió en la
zona luego de declarada la catástrofe, en un rato en pijamas, en otro tratando
de salvar su vida con avanzada hipotermia. En la resaca se va con todos los
trastos, las provisiones y libros recopilados durante una vida hacia la profundidad de la fuerza.
El joven está de pie sin saber dónde ir. Miles de mariposas lo envuelven. Decide cerrar
sus ojos. Las mariposas vuelan en todas direcciones haciéndolo desaparecer. El
viejo coge un madero que lo mantuvo a flote hasta que llegó una mano amiga.
Estoy cansado, me quiero morir, tengo mucho frío sin embargo me aferré a este
madero y ahora permito que me cubran con una frazada, huelo una sopa caliente.
Escucho sirenas en todas direcciones. Me alojan en una camilla. Me conectan
suero, observo una mariposa volar antes de ver como cierran las puertas
traseras de la ambulancia. Siento movimiento de inicio de marcha a toda
carrera. El alarido se viene con la gente que ha sido rescatada. Cierro los
ojos me empiezo a dormir me aparece en el primer sueño un joven envueltos en
mariposas. Escucho la sirena de la ambulancia. El paramédico me pide mantenerme
en vigilia.
Comentarios
Publicar un comentario