La llanura de las decisiones


Los tesoros se valoran cuando se quedan atrapados en el tiempo transcurrido, cuando las puertas de acceso a ellos, han quedado lacradas bajo el sello (empujón ¡pa'fuera! ) del  porvenir. 


Todo es instante, sujeto a ser superado por quienes usamos las escaleras para bajar o subir el ritmo de las decisiones. Nada que ver con lo perenne, todo que ver con lo efimero. Nuestro andar significa nacer y resucitar a cada rato, es quizá la única manera de saber que estamos vivos. Estamos solos en estas vidas, en extremo solitarios cabalgando con los ojos vendados sobre la llanura de las desiciones, confiando unicamente en nuestro olfato y en lo aprendido respecto a los errores, los desamores y los terremotos.

Pese a encontramos en medio de la risa, divirtiéndonos con la vida que hemos logrado vivir ya de adultos, entramos a adivinar quienes somos cuando en medio de la conversación  notamos sólo trabalenguas llegando a nuestros oídos. Entonces nuestros interlocutores se convierten en acertijos y en la periodicidad del trato que se tiene con ellos, algo podemos entender de lo que su mensaje quiere de nosotros. Probablemente nuestra humanidad dé rastros de buena calidad cuando en la tolerancia hacia el otro, logre el aspecto de un ser aspiracional que busca la comprensión total para con los seres humanos.

Imbuidos de personajes nuestra personalidad entra a interactuar con los demás para obtener algo que nos satisfaga el hambre de entender lo que pasa cuando estamos logrando cierta unidad de pensamiento en nuestra perspectiva, o con el fin de encontrar una merienda justa al equilibrio. Mantener el silencio es otra forma de contener el poder que subyace en el fuero interno.

¿La capacidad de disentir, puede morigerarse cuando uno se encuentra sumido en el silencio de un sepulcro o un templo? ¿Quién puede, desarrollando su verdad, exponer su visión, que implique aportar al giro terrestre luz para un lado u otro, según las horas caídas.? La pregunta nos tiene con la respuesta a medias. porque si nos atrevemos a responder de buenas a primera, y soltamos todo lo que sabemos, quedaremos en total y absoluta oscuridad. ¿Volverá la venda a cubrir nuestra gran mente?. Por lo tanto debemos cuidar la palabra hasta estar convencidos que lo que está frente a nosotros, podrá constituir el tránsito hacia nuestro bienestar. Pueden llamarlo búsqueda espiritual, viaje iniciático, etc. Yo lo llamo simplemente un día más de trabajo hombre libre. Porque si produce felicidad, produce libertad.
La flor se encuentra en pleno amarillo para que el insecto sepa fertilizarla.


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