TARDE DE MAYO EN SOL DE ATARDECER.

Todo bien entonces
la calvicie avanza
y deja sus huellas
en el mismo sitio
donde la resonancia de un zorzal instaló
su trino. Por hoy
los mosquitos se inmiscuyen entre las hojas
del libro, buscando
alguna chance para
entrar en la degradación
de sus letras.

El perro del vecino
aulla al gato blanco arriba del techo.
Se viene a lo lejos
el ulular de la sirena
de los bomberos;
ellos pronto regresarán
por la misma calle
en dirección contraria
y con el mismo sonajear.

Las plantas en el macetero
se muestran con diminutos arboles
creciendo a su alrededor

Las palomas insisten en las pocas
uvas que van quedando en la parra.
Van y vienen a un ritmo glotón;
se hacen candidatas al horno
si hubiera necesidad y mengua
de pollos en el mercado.

El perro sigue bramando
entre aullidos y ladridos.
Otros perros lo siguen,
el de la vecina del lado y
el del vecino del frente.
El del pasaje colindante al nuestro,
también lo está haciendo.

Ladridos vienen desde los cuatro puntos cardinales
en distintos tonos,

todos llegan a granel
directo a mis oídos

El gato blanco arriba del techo
sólo mira el movimiento
de una mosca.

Escucho el tren central
cruzar raudamente
hacia Rancagua,
pasa sin mucho fierro
ni muchos pasajeros.
Viendo la hora que es
las 16:00 hrs., es punto.

Siguen ladrando
los perros encerrados
de vecinos encerrados
que ven TV
en canales entrenados,
venidos de lugares aislados

El sol de mayo acá
se mantiene
en la línea norte de su caída,
pronto vendrá la tarde
será momento para hacer un fuego
y cebar un mate

Todo está bien
sólo que el suspiro
nos mantiene lejos
y avanzados.



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